Lo que te pasa es que no te gusta esa responsabilidad, aunque ya sé que no es una palabra adecuada, a nadie puede responsabilizarse que otro se le enamore.Descuida, yo no te responsabilizo de mis sentimientos idiotas y que sólo a mí me conciernen. Pero es inevitable que los veas como una pequeña carga.
Hasta los encaprichamientos más pasajeros y leves carecen de causa.
Hemos conseguido un resultado bochornosos que en realidad no impone limites.
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