sábado, 5 de noviembre de 2011

Las madres suelen tener secretos que nunca dicen a sus hijas.

Te estoy juzgando por despreciar la vida, algo que hasta hace poco me caracterizaba.
Las palabras que hoy me has confesado, son las que llevo toda una vida reteniendo.
Que tú las pienses, y las digas. Te hace valiente en tu mundo débil.
Realmente me estoy esforzando, realmente creía que te alegraba la vida, que podía confiar en tí,que me sonreías en agradecimiento y sinceramente.
Pero parece que eres consciente del esfuerzo que hago, y por mantenerme ahi, me engañas.
Yo te quiero, eres realmente una gran amiga. Juntas haremos algo, no te preocupes.
Te quiero

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